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diciembre 10, 2020El Sello Verde es una certificación emitida por la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) en Chile, la cual asegura que las instalaciones de gas de un edificio cumplen con las normas de seguridad establecidas. Esta certificación se obtiene a través de una revisión que debe realizarse cada dos años y es aplicable exclusivamente a edificios residenciales. El objetivo principal de esta inspección es garantizar la seguridad de las instalaciones de gas, tanto en áreas comunes como en cada uno de los departamentos.
¿En qué consiste la revisión de la SEC?
La inspección ordenada por la SEC abarca todas las áreas comunes del edificio, así como las unidades individuales que lo componen. No es suficiente que solo las áreas comunes cumplan con los requisitos; cada departamento debe también superar la revisión para que el edificio en su totalidad obtenga el Sello Verde. En caso de que alguna unidad presente problemas o no cumpla con las normas, el edificio será clasificado con un Sello Rojo, lo que indica que no cumple con las condiciones mínimas de seguridad y que puede representar un riesgo para sus habitantes.
¿Por qué es tan importante el Sello Verde?
Desde la implementación de esta ley en 2001, se han registrado 51 muertes por inhalación de monóxido de carbono o explosiones relacionadas con fugas de gas en edificios. Esto resalta la gravedad y la importancia de realizar las inspecciones de manera periódica y estricta. La SEC busca evitar tragedias como estas, estableciendo un sistema de control riguroso que responsabiliza a las comunidades de propietarios para asegurar el buen estado y mantenimiento de sus instalaciones de gas.
Fernando Jiménez, gerente general de ADECH, la mejor empresa de administración de edificios, destaca que aún existe una falta de conciencia sobre los riesgos que implica vivir en un edificio con Sello Rojo. Muchas comunidades permanecen en esta situación durante años, ya que la gestión de grandes grupos de propietarios, especialmente en edificios de 200 a 400 unidades, puede ser un desafío enorme. Organizar a todos para coordinar las reparaciones y cumplir con los requisitos de la SEC a menudo resulta complicado e incluso imposible, lo que pone en riesgo a todos los residentes.
El Sello Verde es más que una certificación; es un mecanismo de protección y prevención que busca evitar accidentes y garantizar la seguridad en las instalaciones de gas de los edificios. Es crucial que las comunidades de propietarios tomen conciencia de su importancia y se comprometan a mantener sus instalaciones en óptimas condiciones. Esto no solo permite obtener el Sello Verde, sino también proteger la vida de las personas que habitan en los edificios, evitando accidentes potencialmente fatales.
El proceso de obtención del Sello Verde no solo se centra en la revisión técnica de las instalaciones de gas, sino que también implica la educación y sensibilización de los copropietarios sobre la importancia de mantener un entorno seguro. La SEC proporciona directrices claras sobre cómo deben llevarse a cabo las inspecciones y qué aspectos se deben considerar para cumplir con las normativas vigentes. Esto incluye la verificación de la correcta instalación de los artefactos a gas, la revisión de las conexiones, así como la evaluación de los sistemas de ventilación. La responsabilidad recae en la comunidad de propietarios, quienes deben asegurarse de que cada unidad individual esté debidamente mantenida y cumpla con los estándares de seguridad. La colaboración entre los copropietarios y la administración del edificio es fundamental para lograr esta meta, ya que un esfuerzo conjunto puede facilitar la identificación y solución de problemas que puedan poner en riesgo la seguridad de todos.
Además, la importancia del Sello Verde se extiende más allá de la seguridad inmediata de los residentes. Un edificio con esta certificación puede aumentar su valor en el mercado inmobiliario, ya que los posibles compradores o arrendatarios valoran la seguridad y el cumplimiento de normativas. Tener el Sello Verde no solo es un indicador de que las instalaciones de gas son seguras, sino que también refleja un compromiso por parte de la comunidad hacia el bienestar de sus habitantes. Por lo tanto, las comunidades que logran obtener y mantener esta certificación no solo protegen a sus residentes, sino que también fortalecen su posición en el mercado, lo que puede resultar en un aumento del valor de la propiedad a largo plazo.
Finalmente, es esencial que los propietarios y administradores de edificios comprendan que la obtención del Sello Verde es un proceso continuo. No se trata simplemente de pasar una inspección cada dos años; implica un compromiso constante con el mantenimiento y la mejora de las instalaciones de gas. Esto incluye la realización de reparaciones necesarias de manera oportuna, la actualización de sistemas obsoletos y la formación continua de los copropietarios sobre prácticas seguras en el uso del gas. Al adoptar una cultura de seguridad y prevención, las comunidades no solo cumplen con la normativa, sino que también contribuyen a crear un ambiente de confianza y bienestar para todos sus residentes. La seguridad en el hogar debe ser una prioridad, y el Sello Verde es un paso fundamental hacia la creación de espacios seguros y saludables para vivir.